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Punto de inflexión

Actualizado: 19 oct 2023

Comme tu veux*


Le he hecho una pregunta a mi madre mientras hablaba por videollamada con ella: ¿ya te acostumbraste a que ahora sean solo tres viviendo en casa?


***

La hora cero había llegado y las lágrimas fueron inevitables. Recuerdo ese momento cuando les dije adiós en el aeropuerto. No quería mirar atrás pero al mismo tiempo era difícil separarme de mi familia. Desde la distancia veía el rostro de mamá con una sonrisa, con los cachetes húmedos, ondeando su mano para decir “hasta pronto”.

―Los veré de nuevo algún día ―me dije.

Un largo viaje me aguardaba.


......🛫



El paisaje que veo a través de mi ventana ha cambiado y eso es porque, si todavía no te has enterado, me he mudado a Francia para cumplir una de mis más grandes metas: una doble titulación internacional. Ya he vivido más de un mes y medio aquí, y sí, tengo cosas por decirte.

Crucé con gran expectativa el océano Atlántico y las luces de Madrid me dieron la bienvenida al Viejo Mundo. Uno que era nuevo para mí.

―Estoy aquí― pensaba. No puedo creerlo. Es real, lo he conseguido.

Miraba a mi alrededor.

¡Wow!

Europa me recibía con un alba que significaba el inicio de una gran fase. ¿He dicho Europa? ¡Madre mía pero cuánta historia, cuánto significado detrás de esa palabra! Me detuve para reconocerme en un espejo. Mis piezas de ropa, aquellas que había llevado en tantas aventuras por Colombia, ahora me abrazaban mientras me recordaban de dónde venía. Porque si había algo que no podía olvidar era eso: quién era yo, mi historia de vida.


El nuevo mundo


El éxtasis era impresionante. La sonrisa no se iba. Luego de haber sorteado obstáculos, superado pruebas y cumplido con el proceso, finalmente experimentaba con lo que tanto había fantaseado durante años.

En el aeropuerto de Bordeaux, luego de recoger las maletas era momento de salir a la calle. Monsieur Christian y Madame Renée ya estaban afuera. Con las manos ocupadas y sin saber francés (más que oraciones básicas), me vi envuelto en una experiencia desafiante. Sus sonrisas me aliviaron; un rato después ya estábamos rumbo a La Rochelle. La ciudad escogida dentro del plan divino para convertirse en mi casa temporal.


El primer paseo por la ciudad de las tres torres fue nada más y nada menos que con Guilhem. Mi primer amigo en el país de las boulangeries, el chico con el cual hable un par de veces por videollamada desde mi habitación en Barranquilla y ahora conocía en persona. Yo lo bombardeaba a él con preguntas: ¿Cuántos años tiene ese edificio?¿Cómo se llama esto?¿Por qué esto, por qué lo otro? Y él siempre me respondía. Guilhem me tendió la mano y se mostró a sí mismo como la puerta para comenzar a entender a la juventud francesa. Las conversaciones con él en el carro mientras yo observaba cada detalle de mi nueva realidad eran un regalo para mí, mi cerebro seguía procesando lo que me estaba ocurriendo.


Sentía como surfeaba entre las nuevas páginas de mi vida mientras vivía cada segundo. Esos días, todavía veraniegos, fueron inmortalizados en mi memoria. Yo me sentía realmente muy feliz, pero todavía muchas cosas estaban ocultas, esperando por su turno para salir en escena. Era tan solo el comienzo de una nueva colina. Una montaña aún más alta de las que había escalado en el pasado con la ayuda de muchas personas. Sin embargo, pronto me di cuenta de que los sacrificios hechos para que pudiera estar donde ahora estoy se encontraban en riesgo.


Laberinto

Poco después de haber llegado, fue inevitable comenzar a notar lo que ya imaginaba. Naturalmente, el número de interacciones y mantenerme al tanto de lo que estaba aconteciendo en la vida de mi familia y amigos se hacía más complicado. Las relaciones interpersonales que tenía en Colombia parecían entrar en un periodo criogénico o “de reposo”. Por mi parte, tenía el reto de crear nuevos vínculos desde cero, probablemente dándome a conocer en un idioma diferente al español. Cosa que, aunque hable otras lenguas, me parece que implica cierta barrera en el proceso de conocer la complejidad de otro ser humano. Por otro lado, nadie me conocía a profundidad, así que las dinámicas de interacción a las que estaba acostumbrado con mis amigos de años ya no estaban presentes en mi cotidianidad presencial. Yo todavía no había construido una imagen de mí en Francia, por lo que debía tener mucho cuidado, más estando solo.


―¿Quién soy yo? ―pensaba muchas veces. ¿En qué creo yo?¿Qué hago aquí?¿Hacia dónde voy?


A medida que acumulaba más atardeceres en La Rochelle, me fue pareciendo más normal lo que vivía. Ya no sentía la misma emoción que el primer día, y eso me preocupaba. Comenzaba a preguntarme si no estaba valorando mi realidad, el privilegio que tenía, la oportunidad que se me había concedido. Me sentía mal por no sentir la suficiente dopamina que me pusiera los pies de nuevo en las nubes, tal como lo había experimentado cuando bajé del avión el último día de agosto, o esas noches de mi última semana en Barranquilla. Yo no me sentía yo, me costaba estar lejos, me frustraba no poder comunicarme con fluidez con los franceses. Me ponía pensar en todo lo que tendría que atravesar para conseguir el diploma, que tal vez sería más complicado y podría fracasar, que tal vez sí lo conseguiría pero tendría que volver a Colombia y no volvería nunca jamás a Europa o iría a otro lugar del mundo. Sobrepensar me estaba afectando, otra vez. Se me estaba olvidando lo que había aprendido cuando escribí "El centro de mi vida".

¿Qué será de mi vida ahora que mi destino es en realidad el comienzo de un reto todavía más grande? Estaba lejos y solo en un mundo que devora fácilmente a los que desconocen su propósito, en un lugar donde es sencillo perderse y no darse cuenta.


Yo enfrentaba una disyuntiva, dos caminos los cuales me costó ver lucidamente sino hasta después de un par de semanas. Estaba entre: 1. Renunciar poco a poco a mi propósito siendo consecuencia de descuidar mi relación con Dios y caer más fácilmente en la tentación de vivir basado en las emociones y no en las convicciones, deconstruyendo mi identidad, convirtiéndome en un ser humano poco influyente y echando a perder una oportunidad única; 2. Respetar y rendir honor a los esfuerzos míos y de todos lo que me han apoyado, luchar por alcanzar el éxito en esta etapa retadora, crecer integralmente y seguir avanzando para cumplir mi misión de vida.


Así tal cual. Sin grises ni exageraciones. Estaba de cara a un punto de inflexión transcendente. Un decisión con consecuencias mentales, espirituales y físicas en el corto, mediano y largo plazo. U me conformaba con un “éxito” superficial y a medias, poco estable en el tiempo, o me volvía mucho más fuerte y me enfrentaba con el mentón en alto a este desafío excepcional.


Un propósito

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Isaías 55:9 (RVR 1960)


Yo he venido aquí por un gran propósito. Uno que supera un título universitario, un gran negocio o un amplio patrimonio. Un plan que no puedo concebir en su totalidad, pero que creo y acepto como mi razón de ser en esta tierra. Ese es el verdadero objetivo. Europa no es mi fin, solo una etapa de la obra que fue iniciada en mí y continuará hasta el final de los tiempos. Estoy aquí para estudiar y disfrutar del fruto de mi esfuerzo, no para celebrar cosas que no he ganado ni darme una vida para la cual no he sido destinado.


¿Quién eres, Samuel?¿Quién eres? No lo olvides. Recuerda.


Mis debilidades me han llevado repetidas veces a decaer emocionalmente. Al subir de nivel, la dificultad aumenta. ¿Y si no lo logro? Sería vergonzoso derrumbarme y tener que regresar como un perdedor a Colombia. ¿Dónde quedó entonces todo ese potencial? No quiero ser un fracaso. Por otro lado, ¿cuánto soy capaz de soportar en este mundo antes de caer, antes de confundirme? Esa es una pregunta con la cual hay que tener mucho cuidado en la juventud. Muchas veces creemos tener las cosas bajo la control cuando en realidad están en decadencia. Tus proyectos, salud y relaciones son frágiles. Lo considerado más estable puede correr peligro si no le presta la suficiente atención, si no se le mantiene apropiadamente. Eso sin contar de que se vuelve más difícil notar el declive en la calidad de vida si nuestro alrededor nos vende la idea de que todo está bien, o peor aún, que no existe problema alguno.

Lejos de casa, tendría que valerme por mí mismo. Se ponía en juego lo que realmente era. Pero no estaba solo.


―¡Recuerda quién es el centro de tu vida! ¿Lo recuerdas? ―Otra vez esa voz en mis pensamientos me alertaba para intentar salvarme. El Espíritu Santo.

―Sí. Lo recuerdo. Es Jesucristo. “Esfuérzate y sé valiente”. El señor está conmigo ―me dije.


Cuando mi corazón me comenzaba a engañar y mi vieja naturaleza tiraba con fuerza para alejarme de mi propósito, una vez más Dios me habló para no deslizarme y caer cuesta abajo en la colina del Nuevo Mundo. En el pasado ya me he dado cuenta de que jugar este partido que se llama vida es muy difícil si no tienes equipo, si estás tú contra el mundo. Necesitamos un ejemplo, alguien que nos ayude a levantarnos una y otra vez y nos recuerde la misión por la cual estamos aquí.


Esa motivación de tener una vida impulsada por un propósito y dotada con un potencial, que ciertamente creo que todos poseen, fue la que me hizo recobrar la mentalidad que me trajo aquí. Es una mezcla de responsabilidad, ambición por lograr grandes cosas e inspirar a los demás. Ese es mi verdadero yo, es en ese estado donde doy lo mejor y me direcciono hacia el destino correcto. Cuando recordé mi misión, todo lo que soy, entonces todas mis cualidades, que había creído extraviadas en los momentos de confusión e incertidumbre, volvieron a despertar. Volví a reconocerme y los recuerdos de la historia de mi vida recargaron mi batería. Finalmente comenzaba a familiarizarme, entender y jugar con mi entorno. Comencé a profundizar algunos de los vínculos que había creado y notaba mi progreso en el proceso de desenvolverme en un escenario multicultural. Estaba conociendo y me estaba dando a conocer, poco a poco. Procurando mantener la paciencia y viviendo un día a la vez. Esto último siendo algo que me tiende a costar mucho honestamente. No te voy a mentir, a veces me viene la melancolía o me decepciono de mí mismo por alguna equivocación, pero mi misión como hombre e hijo de Dios en la sociedad es mucho más grande que cualquier emoción, así como también creo que con sabiduría los problemas se solucionan.


Por último, quiero terminar diciendo que mi vida en La Rochelle es muy linda, así como lo era en Barranquilla. Creo que mi felicidad no se basa en el lugar del mundo en donde esté, a diferencia de como antes hubiera pensado. En la vida vivimos cambios y nuestro reto es adaptarnos a ellos sin perdernos en el intento. Aunque he aprendido que navegar por un océano lleno de corrientes que tiran para muchos lados es muy difícil para el barquito que cada persona representa. Cada barquito necesita de un guía firme que le sirva como ejemplo y faro. Yo hoy te hablo directamente de una persona que a mí me salvó y todos los días me llena de amor y, incluso cuando menos siento que lo merezco, me recuerda que siempre hay una nueva oportunidad, Él es: Jesucristo. Mi fortaleza y felicidad. Más que pensar en no perderme a mí, a quien no debo olvidar es a Él.


...🛬


Contenido extra

Memorias en Francia y conexiones intercontinentales

Ustedes son los desconocidos que tanto esperé,

los fantásticos de la nueva temporada.


+ Luego de estar esperando en un fila de pie por cerca de 2 horas y media, mi día me recompensa con una velada de llena de risas y calidez. Daniela, Beatriz y Guilhem son los protagonistas de la noche. Miro con ternura sus rostros distraídos y felices. Mis nuevos amigos, personas que cuando este año empezó no sabía que existían, hoy me una noche donde soy Forever Young.

De repente, me fulmina el recuerdo del picnic ese último domingo antes del viaje. María Camila, Joshua, Adriana y yo. Dos chicos y dos chicas: se vuelven parecidos los escenarios. Escucho en mi mente las risas mientras pintamos los cuadros que traje en mi maleta, piezas de arte que observo cada mañana. Me transporto a esa última conversación y apretón de manos que le di Joshua en el Ford Fiesta, cuando mi realidad todavía era un sueño prometedor.


+ Escuchábamos, apoyando los pies en unas rocas, los temas de Carlitos viendo el atardecer en Santa Marta.

―¿Quieres ir a la Playa Los Cocos? ―. Me dijo Laura, mi prima.

―¿No fue allá donde grabaron los videoclips de Carlos Vives? ―pregunté emocionado.

―Sí. ―Se rio.

Cuando llegamos el paisaje era alucinante. Parpadeaba intentando enfocar los veleros que parecían estáticos en ese mar inquieto y brillante. Cerré los ojos y al abrirlos ya no estaba en Santa Marta, ahora me encontraba exhausto y recostado sobre la arena de una playa en Île d'Oléron.


🗺️


Extra

*Comme tu veux= En español "como quieras" es una expresión que Madame Renée me dice mucho para enfatizar el libre albedrio que tengo. La vida son decisiones que traen consecuencias. Si eres libre, usa tu libertad responsable e inteligentemente. La irresponsabilidad conduce a la privación de la libertad.


Finalmente, si te gustó el mensaje, te invito a que lo compartas y me dejas tu like o un comentario. Te deseo una buena semana, ¡nos vemos!



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