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Mochila y reloj

Creo que lo mejor está por venir


Foto de Jacky Lo en Unsplash


Me gusta mucho comer pan. A veces, cuando tenía algo de dinero y ánimo, volviendo a casa de la universidad pasaba por la panadería y compraba algunos panes de queso, ya fueran croissants u otros más baratos, dependiendo del presupuesto. Le llevaba unos cuantos a mi familia. Me gusta ser detallista. Darles pequeños obsequios a mis padres o a mi hermano me hace muy feliz, más si es una sorpresa. Cuando era niño recuerdo que le pedía a mi padre que me trajera un “regalito”. Él sabía perfectamente a qué se refería eso. Un “regalito” podía ser desde una menta hasta una galleta griega. Usualmente me cumplía, eso me fascinaba. También me hacía cartas, muchas. En gran parte esto era así porque yo mismo se las pedía. Me encantaba, quizás por eso amo tanto escribirle cartas o mensajes a las personas que le guardo un cariño especial.


El último libro que leí fue “Los Escapados” por Evelio Rosero, una novela juvenil ambientada en la Bogotá de los 70’s. Disfruté cada página y el final tocó cada fibra de mi corazón. Precisamente las cartas y los mensajitos tenían un papel relevante en la trama del relato. Emilio y Mónica Restrepo, dos de los personajes, eran vecinos, chicos de 12 años, que estaban enamorados, y una de las cosas que hacían era eso: enviarse cartas. Una que otra vez Emilio también le envió su “regalito” a Mónica. Me sentí identificado con Emilio. Su amor de la infancia se separaría pronto de él porque ella tendría que emprender un viaje y salir del país. Es entretenida la historia, te recomiendo leerla (es más que este hilo romántico).


Debo confesar que estos días he estado repasando las cartas y notas que me han escrito alguna vez. Eso quiere decir que si alguna vez me escribiste algo probablemente hace poco lo volví a leer. Todo este comportamiento mío: tan nostálgico, tiene su razón. Me iré a estudiar a Europa la próxima semana. Será el viaje más grande y significativo de mi vida. Todo esto es grandioso, estoy muy feliz. Sin embargo, tengo que admitir que también estoy nervioso y pensativo. Verás, en estos últimos meses, semanas y días han sucedido cosas espectaculares. He encarnado al Cazador de oportunidades* y a mi mejor versión jamás antes manifestada. Pero ahora, a horas de dejar atrás por un tiempo todo lo que conozco, mi corazón intenta aferrarse a los lugares seguros que conoce y extraña con fuerza a todas las personas que todavía tengo la oportunidad de sentir presencialmente. Yo he sido lo mejor que he podido aquí, en Colombia. No obstante, como ya te he revelado, el reto está a punto de subir al siguiente nivel.


Conmigo, en mi maleta (o baúl) de recuerdos, he guardado todas las hermosas memorias que me han regalado mis amigos y familiares. Y tú, que quizás decides no encajar en ninguna de esas categorías, si es que me has dejado alguna. Recuerdos que no están ahí para invocar un sentimiento nada más, no. Hacen parte de mi fortaleza, aquella que necesito para enfrentar todo lo que se viene. Vivencias que son requeridas para convertirme en el hombre que la sociedad, mi familia, mis colegas de trabajo y mi futura esposa e hijos necesitan que sea. La persona que Dios quiere que sea.


Es en este instante que miro al pasado y admiro la larga fila de escalones que he escalado con la ayuda de Dios y los que me apoyan. Estar preparado para esta travesía me ha tomado veinte años. Dos décadas para conocer a cientos de personas, reír y llorar, tropezar una y otra vez con el mismo obstáculo hasta aprender a superarlo, jugar y descansar, perderse y ser encontrado, amar y ser amado, escribir y leer, soñar y hacer esos sueños realidad. La vida es dura―sufres, pero también hay triunfos. Triunfos sufridos. Todos en algún momento merecemos tener éxito en algo, por más pequeño que pueda parecer. Eso sí, está en ti trabajar para crecer tus chances de victoria. No en vano está la frase: “las buenas historias están a una acción de distancia”.


La mochila pesa cada vez más y el reloj no titubeará con sus manecillas para marcar la hora cero. ¿Qué sucederá? No debo preocuparme por eso. Debo estar concentrado en hacer las cosas bien en el presente y seguir enfocado en lograr mi objetivo. Ya que si así lo hago, estoy seguro de que serán muchas más las mochilas llenas y los relojes de los que tendré que estar pendiente para seguir aventurándome en las travesías rumbo a cumplir los múltiples otros sueños que también tengo.



Extras:

*Cazador de oportunidades: Es un personaje ficticio creado por mí que representa el arquetipo del captador y tomador de oportunidades al mismo tiempo. Las anteriores se entienden como estilos de vida que toman como base actitudes tales como: valentía, determinación, pensamiento crítico, optimismo, liderazgo, visión. Así mismo, integran la inteligencia emocional y social. Una buena aproximación para comprender lo que intento encarnar en el cazador de oportunidades es leyendo mis escritos “Frente a tus ojos” y “¿Cómo lograr todo lo que nos proponemos?”. De cualquier manera, es una idea que todavía está siendo trabajada y en mis planes está en algún momento darle una forma más clara.


Finalmente, si te gustó el mensaje, te invito a que lo compartas y me dejas tu like o un comentario. Te deseo una buena semana, ¡nos vemos!




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