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De la pantalla a la realidad

Actualizado: 19 oct 2021

"Hay un ser humano detrás de cada tweet, blog y correo electrónico. Recuérdalo."

Chris Brogan


Una de las tres primeras cosas que hago al despertarme por la mañana es revisar mis redes sociales. Doy un vistazo rápido a los mensajes que he recibido en WhatsApp y chequeo mi feed de Instagram y Facebook. En este último tiempo, las Insta stories y los estados de WhatsApp han estado muy de moda, prácticamente nos brindan la posibilidad de compartir cualquier cosa que estemos haciendo al instante, solo es tomar una foto o vídeo, subirlo, y segundos después probablemente ya hayamos obtenido alguna reacción o comentario de parte de nuestros amigos o contactos.

Diría que para mí, y seguramente para muchas personas, las redes sociales son una herramienta de doble filo. Por un lado, está la cara positiva la cual es facilitar y dinamizar la comunicación. Pero por otro lado, estas también pueden influir negativamente en nuestra forma de pensar, hasta el punto de debilitarnos emocionalmente en ciertas ocasiones.

Luego de un tiempo analizando qué cosas me disgustaban del social media, llegué a la conclusión de que había dos cuestiones que perjudicaban mi autoestima y también incidían nocivamente en mi proceso de crear lazos con las personas. Estos dos problemas son comparar mi vida con la de otros y no tener en cuenta la brecha de lo que se muestra vs lo que en realidad es. Estas dos peligrosas ideas habían ido poco a poco taladrando mi mente, dejando en mí ciertas inseguridades y paradigmas. No obstante, tomé la decisión de cambiar y quiero compartir contigo qué acciones estoy tomando para cuidar de mi salud mental y de cierta manera erradicar esas ideas perjudiciales.


Co-Comparison

Hace poco escuché una canción llamada jealousy, jealousy de la artista Olivia Rodrigo y honestamente la letra me llamó mucho la atención. En resumidas cuentas, los versos de la melodía hablan sobre compararse con otras personas a través de las redes sociales, y esa constante comparación puede llevarnos a una frustración interna y celos enfermizos, llegando al punto de incluso odiarnos a nosotros mismos. Como te mencionaba al principio de este mensaje, el hecho de poder saber casi que al instante lo que otras personas estén haciendo, muchas veces nos lleva a pensar en que nos gustaría ser esa persona por un instante y vivir eso tan divertido o interesante que está experimentando. Y es ahí, justo en ese instante donde los pensamientos dañinos pueden colarse en nuestra mente para sembrar en nosotros semillas de odio propio y/o envidia hacia los demás.



El gran problema de la comparación es que en la mayoría de las ocasiones tendemos a hacerla resaltando lo que no tenemos, eso incluye destacar nuestros defectos y olvidarnos de valorar nuestras cualidades. Al llevar a cabo esa dañina tarea es como si estuviéramos dándonos cachetadas, en consecuencia, nuestro amor propio se ve gravemente afectado.

El punto aquí es que para atacar la raíz de este problema debemos tomar una serie de acciones en pro de mejorar el uso que le damos a las redes, además de cultivar el amor propio en nuestra persona.


1. Acéptate tal cual como eres. Sé que esto no es fácil, en muchas ocasiones la aceptación es muy complicada por la vasta cantidad de inseguridades y heridas que tenemos. Sin embargo, hoy te digo desde lo más profundo de mi corazón que eres un ser humano con un potencial impresionante tal cual como eres. El valor que tienes no te lo doy yo ni te lo da la gente que tienes a tu alrededor, tu valor como persona está en Dios, fue Él quien te creo y la creación de Dios es perfecta. Con tus cualidades, virtudes, defectos y errores eres una persona única que merece ser amada, no vale la pena querer cambiarse porque no hay nada mejor que ser como uno es.

Los atributos físicos son pasajeros, el dinero y la cosas materiales se corroen, no son eternas, pero lo que tenemos en el corazón es lo que en realidad importa y permanece. Por supuesto que es bueno trabajar para mejorar nuestros defectos, contemplar una mejor salud y alcanzar nuestras metas, todo eso es totalmente válido. Lo que no puede ser nuestro objetivo es querer ser otra persona porque nos frustra ser nosotros mismos.

2. Haz una limpieza virtual. En el internet hay miles de personas que no aportan absolutamente nada a nuestra vida, su contenido simplemente no tiene un mensaje de valor para nuestro crecimiento personal, lo más probable es que lo que muestren se limite a cosas muy superficiales. Mi consejo es que no consumas más su contenido si al hacerlo solo te llegan ideas que no te edifican, date un tiempo y deja de seguir a esas personas. Mejor rodéate de personas con un contenido que aporte cosas positivas a tu vida, encontremos modelos a seguir que nos motiven a hacer el bien y a crecer. Te aseguro que notarás la diferencia.

3. Cada uno va en su camino. Es importante tener en cuenta que la vida no es una competencia. Tener un auto a los 20 o una mansión a los 30 no es una regla de vida, el hecho de que otras personas obtengan cosas antes o después que tú, no significa que sean mejores o peores que tú. Considero que cada ser humano va a su paso y las bendiciones llegan en su momento. Así que no te afanes ni desesperes, sigue trabajando honestamente y luchando por lo que quieres, seguramente pronto lo conseguirás.


Me gustaría cerrar esta subsección con la idea de alegrarnos por el hecho de que a los demás les vaya bien. Desechemos los pensamientos celosos y si vemos que otras personas están consiguiendo sus metas, felicitémoslos, apoyemos los proyectos de nuestros allegados. Yo creo firmemente en que la vida nos recompensará con base en lo que sembremos, si proyectamos Amor, será eso lo que cosechemos.


La punta del iceberg



Varios de mis amigos repetidas veces me han dicho que lo que se muestra en el internet con frecuencia está lejos de la realidad, que lo que parece una sonrisa en una foto, en realidad a veces esconde una cara triste cuando apagan la cámara. Admito que al principio no creía mucho en la idea de la brecha entre las redes sociales y la realidad, hasta que lo experimenté por mí mismo y me di cuenta de que mis amigos tenían razón, que a veces las cosas son distintas a lo que creemos percibir de una pantalla.

Recientemente conocí a alguien que se podría decir que es más o menos popular en las redes sociales, yo al ver sus fotos me hice la idea de que era una persona muy extrovertida, súper a la moda en todo momento e “inalcanzable”. El punto es que esa persona y yo compartimos en un mismo circulo social pero nunca pensé que conversaría con ella. Para no alargar la historia, en una oportunidad que se presentó, la conocí cara a cara y platiqué con ella. Para mi sorpresa, era todo lo contrario a lo que tenía pensado solo por ver su perfil de Instagram. Era muy callada, tenía un estilo de vestir muy descomplicado y para nada se mostraba como el centro de atención. Si no hubiera visto su apariencia en el mundo virtual, para nada le hubiera dado mucha importancia a su existencia.

Esa experiencia me dejó dos lecciones, la primera es que las personas siempre se deben conocer de frente y la segunda es que no existe nadie “inalcanzable”.

Con respecto a la primera enseñanza, siento que siempre se le debe dar prioridad a conocer a la gente cara a cara, considero que la interacción virtual nunca podrá igualar conversar con alguien en la vida real. Sencillamente los seres humanos estamos diseñados para vivir experiencias en carne propia, todo esto desde mi punto de vista.

Y tocando un poco la segunda lección, esa idea de endiosar a un ser humano sencillamente por sus cualidades físicas, talentos o qué tanto dinero maneja, es un total error. Por favor, todo el mundo tiene defectos y virtudes, está bien que admiremos a alguien pero nadie es intocable. Somos seres de carne y hueso que merecemos respeto y buen trato independientemente de nuestra posición social. Y por supuesto que podemos tratar con todo el mundo, después de todo solo son personas como tú y como yo.


Para finalizar, quiero que esta semana pongas a prueba por ti mismo la enseñanza de este mensaje realizando un sencillo ejercicio.

  • Primero, identifica alguien con quien puedas verte en la vida real y tenga un perfil en una red social.

  • Segundo, dale un vistazo a cómo esa persona se muestra virtualmente y piensa qué ideas se te vienen a la mente acerca de su personalidad solo viendo sus fotos o vídeos.

  • Tercero, conversa con esa persona cara a cara y piensa otra vez cómo percibes a esa persona solo teniendo en cuenta el tiempo compartido frente a frente.

  • Por último, haz un pequeño contraste entre ambas percepciones, mira que tanto varía lo real de lo virtual y prioriza en tu mente el comportamiento de la persona mientras estaba a tu lado.

Recuerda, la mayoría de las veces lo que vemos en el perfil de una persona en una red social es apenas el 1% de todo lo que ese individuo es. Por esa razón, siempre enfócate en darte el tiempo de conocer a las personas en el mundo físico y no te guíes tanto de la primera foto que veas.


Si te gustó el mensaje, me encantaría conocer tu opinión sobre este tema, es por eso que te invito a que me dejes tu comentario en la sección de abajo. Te agradezco grandemente si me ayudas compartiendo el mensaje con tus amigos y/o familia, así más personas pueden disfrutar de este Blog. Si deseas escribirme para conversar sobre algo en particular, puedes enviarme un DM en Instagram o escribirme a mi correo personal, estoy para ti. Sin nada más que añadir, te deseo una feliz semana y un buen día.

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